Mujeres transgénero en Colombia empoderadas por la asistencia del WFP
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, WFP Colombia
Entre los 300,000 beneficiarios de la asistencia del Programa Mundial de Alimentos en el país, dos mujeres explican por qué cada día es una lucha.
"Lo más difícil de ser una mujer trans es seguir luchando todos los días", dice Tamara. "He estado luchando toda mi vida contra una sociedad injusta que cree que estamos enfermos". Tamara es una mujer transgénero.
La cuarentena ha afectado el negocio avícola de su madre y sus ingresos. Sin embargo, Tamara ha estado recibiendo kits de alimentos del WFP para cubrir sus necesidades nutricionales y aspira a ser trabajadora social cuando se gradúe de la escuela secundaria en un par de meses.
Tamara, de la región fronteriza colombiana de Arauca, cuenta que se identificó por primera vez como mujer a la edad de ocho años. Dice que tuvo que soportar el rechazo y golpizas de su padre durante años y esto la llevó a convertirse en trabajadora sexual a la edad 12 años. Sobrevivió a una adolescencia muy difícil y ahora está estudiando para tener mejores oportunidades de trabajo.
"El WFP ha sido muy incluyente con las mujeres trans, estoy muy agradecida por su apoyo, porque nadie piensa en nosotros", afirma Tamara.
A medida que Colombia implementa medidas de prevención y control del COVID-19, han surgido nuevas necesidades entre las poblaciones más vulnerables y desprotegidas que quedan con capacidad limitada o nula de afrontamiento. Teniendo en cuenta el análisis de las necesidades en curso, el WFP está ampliando su capacidad para proporcionar asistencia de emergencia hasta a 300,000 nuevas personas en situación de vulnerabilidad en el país.
Trabajando de la mano con instituciones nacionales, el WFP está activando e implementando intervenciones dirigidas a grupos afectados por el impacto socioeconómico del coronavirus en diferentes regiones de Colombia.
Antonella, una mujer migrante transgénero de Maracay en Venezuela, es otra participante en los programas de asistencia alimentaria.
A los 14 años, comenzó a expresar abiertamente su identidad de género. Siendo la primera persona transgénero en su familia de granjeros, fue totalmente acogida y aceptada.
Hace cuatro años, Antonella se mudó a Arauca en Colombia, en busca de nuevas oportunidades, pero tuvo un cambio dramático en su vida. En Maracay, Venezuela, era maquilladora, estilista y manicurista profesional. Luego ya no tuvo más remedio que dedicarse al trabajo sexual.
"Es difícil ser una mujer trans porque no somos aceptadas en nuestra sociedad", afirma Antonella. "Las personas juzgan nuestra condición física y sexual y no se dan cuenta de que, más allá de sus creencias, somos seres humanos capaces y dignos. Si hubiera menos homofobia y transfobia, estaríamos más seguras y felices".
Aunque ha tenido que enfrentar muchos obstáculos en Colombia, está muy agradecida por la ayuda brindada por el WFP. Tener condiciones de vida dignas significa que el sueño de Antonella de tener su propio negocio puede hacerse realidad una vez termine la pandemia, aunque aún persistan muchos desafíos.
Con la iniciativa apoyada por USAID, al igual que Tamara y Antonella, un grupo de personas transgénero de Venezuela y Colombia se está beneficiando de la asistencia del WFP en Arauca a través de kits de alimentos.
En el contexto de la pandemia de coronavirus, el WFP continúa su asistencia aplicando los más altos estándares de bioseguridad y promoviendo medidas rigurosas, mientras trata de llegar a 100 millones de personas en todo el mundo.
El WFP tiene como objetivo garantizar la nutrición y la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables, independientemente de su religión, identidad de género, nacionalidad u origen étnico.
