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Las organizaciones internacionales humanitarias y de desarrollo han adoptado la resiliencia como tema global. Esto significa que la programación para la resiliencia es un objetivo de múltiples actores, y también significa que mejorar la resiliencia podría potenciar de manera indirecta una variedad de diversas capacidades.

Por estas razones, el objetivo debe ser el de involucrar a tantas partes interesadas como sea posible en cuantos sectores se pueda, y asegurar que el enfoque esté informado por una experiencia compartida. El alcance y poder de convocatoria del Programa Mundial de Alimentos (WFP) se empeña en actuar como un jugador más, dándole forma a las interacciones y las interrelaciones de los actores.

Nuestros socios regulares en la programación de resiliencia incluyen a Oxfam, PNUD, ACNUR, UNICEF y el Banco Mundial. Por sobre todas las cosas, colaboramos de cerca con nuestras agencias hermanas de las Naciones Unidas en Roma, FAO y FIDA. Juntos, desarrollamos un marco conceptual que se enfoca en el fortalecimiento de la resiliencia en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición: fija escenario para una mejor colaboración a medida que las vulnerabilidades y los riesgos se profundizan y multiplican. 

En particular, el marco guía nuestros esfuerzos para:

  • apoyar a los gobiernos a medida que implementan transferencias sociales y redes de seguridad productivas,
  • actuar con nuestros socios para restaurar una base de activos agotada, mediante la rehabilitación de recursos naturales y las capacidades reproductivas y financieras,
  • y promover la innovación trabajando de cerca con el sector privado y académico, además de las instituciones de investigación. 

La parte central de nuestros esfuerzos es el llamado enfoque basado en tres elementos(3PA, según sus siglas en inglés), un proceso de consulta que incluye al gobierno, asociados de múltiples sectores y a las comunidades. Sus herramientas son la convergencia de análisis, las consultas y la creación de consensos. El enfoque se basa en:

  • un análisis integrado del contexto: el mapeo de tendencias históricas nacionales de seguridad y nutrición, choques y exposición a riesgos,
  • programación estacional relativa a los medios de vida: un proceso participativo de coordinación y asociación bajo un liderazgo gubernamental local y el
  • planificación participativa en el plano de la comunidad: un ejercicio a nivel comunitario que identifica las necesidades, adapta las respuestas a los contextos y promueve la apropiación local del programa.