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Los conflictos siguen siendo la principal causa del hambre en la mayoría de las crisis alimentarias del mundo. La proliferación de conflictos armados, inseguridad y disturbios civiles está socavando enormemente la seguridad alimentaria y nutricional hasta niveles históricos.

El Consejo de Seguridad de la ONU reconoció el vínculo entre conflicto y hambre, y condenó el uso del hambre como arma de guerra, cuando adoptó su histórica Resolución 2417 en 2018. Con esta resolución, se reconoce la necesidad de romper el círculo vicioso entre el conflicto armado y el hambre, estableciendo responsabilidades para aquellos que explotan el hambre para sus propios fines.

No se puede lograr el hambre cero sin estabilidad; por eso, el WFP desempeña un papel clave en la construcción de caminos hacia la paz. Esto se destacó formalmente en octubre de 2020, cuando se otorgó el Premio Nobel de la Paz al WFP por “sus esfuerzos para combatir el hambre, por su contribución a mejorar las condiciones para la paz en las zonas afectadas por conflictos y por actuar como fuerza impulsora en los esfuerzos para prevenir la uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.

La inseguridad alimentaria inevitablemente empeora cuando los enfrentamientos obligan a un gran número de personas a abandonar sus hogares, sus tierras y sus medios de subsistencia, y cuando restringe el acceso a las personas que necesitan asistencia. El WFP ha invertido en investigación para identificar las mejores prácticas para contribuir a la paz. Las conclusiones iniciales de una alianza de investigación conjunta con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), centrada en 12 estudios de casos específicos de países y cinco áreas temáticas, indicaron que el trabajo del WFP contribuyó a mejorar las perspectivas de paz al: mejorar el acceso y el suministro a recursos naturales (por ejemplo, agua, tierra); reforzar la cohesión social y resolver las quejas dentro y entre las comunidades; aumentar las oportunidades y la inclusión, incluso para los jóvenes; y aumentar la confianza entre los ciudadanos y el estado contribuyendo a fortalecer la rendición de cuentas y la prestación de servicios del estado.

El WFP se asocia con agentes de paz que tienen el mandato y los medios necesarios para abordar directamente los factores estructurales de los conflictos y la vulnerabilidad, al tiempo que promueve firmemente el apoyo a su labor.

En 4 de cada 4

países en donde se prevén condiciones de hambruna en 2023, hay altos niveles de violencia armada

Más de 40 millones

de personas en 51 países están en fase de 'emergencía' o más grave de hambre

Hasta 349 millones

de personas sufrían de inseguridad alimentaria aguda en 79 países en 2022

Programa Mundial de Alimentos - Galardonado con el Premio Nóbel de la Paz 2020