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Cuba es la isla más grande del Caribe y ocupa la posición número 83 entre 191 países según el Informe sobre Desarrollo Humano 2021-2022, una posición que es respaldada por sus programas de protección social y acceso universal a los servicios básicos.

Durante 2022, Cuba realizó grandes esfuerzos para recuperarse del impacto de la pandemia por la COVID-19, de los fenómenos climáticos extremos, de la alta dependencia en las importaciones de alimentos y de su limitado acceso a alimentos diversos, seguros y de buena calidad, todo lo cual afectó gravemente a la economía nacional. Como resultado, la economía experimentó una ligera recuperación. A pesar de esta ligera recuperación, la inflación alcanzó el 45.4 % entre abril de 2022 y abril de 2023. Dado que una proporción significativa del gasto de los hogares se destina a alimentos (entre el 55 % y el 65 %), este fuerte aumento ha planteado un gran desafío para muchas familias cubanas.

Además, el acceso limitado del país a divisas ha reducido significativamente la disponibilidad de productos alimenticios nacionales e importados. Aunque la canasta de alimentos mensual del Gobierno proporciona productos básicos para toda la población, en 2023 el ciento por ciento de esta es importada, y la diversidad dietética es limitada debido a los factores antes mencionados.

Datos del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología, previos a la pandemia, mostraron una alta prevalencia de anemia entre niños de 6 a 23 meses en las provincias orientales y centrales y en La Habana.

En este contexto, la seguridad alimentaria y la nutrición siguen siendo una prioridad para el Gobierno. Según la Constitución aprobada en 2019 y la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional de 2022, el Estado reconoce el derecho de las personas a la alimentación y a la seguridad alimentaria. Sin embargo, la baja productividad agrícola y las elevadas pérdidas postcosecha siguen siendo desafíos clave para lograr este objetivo.

Además, Cuba es uno de los países del Caribe más expuestos a huracanes, sequías e intensas lluvias. Se espera que estos eventos se vuelvan más frecuentes y severos debido a la crisis climática. El aumento del nivel del mar, el aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones afectan a la agricultura, la silvicultura y el turismo, todos ellos pilares de la economía nacional. 

La labor del Programa Mundial de Alimentos en Cuba

Sistemas alimentarios locales resilientes y sostenibles
WFP prioriza al apoyo a las cadenas de valor agrícolas (desde la semilla y la producción en el campo hasta su consumo final), de cultivos nutritivos, aumentando la productividad e ingresos de los agricultores y reduciendo las pérdidas postcosecha, para garantizar un suministro estable y diverso de alimentos para las redes de protección social con un enfoque nutricional. Brindamos capacitación, asistencia técnica y equipos a pequeños agricultores y otros actores de los sistemas alimentarios con énfasis en reducir las vulnerabilidades de la producción de alimentos a eventos extremos y el cambio climático, aumentando los rendimientos de los cultivos y mejorando su calidad.
Fortalecimiento de los sistemas de protección social
El fortalecimiento de los sistemas alimentarios locales y su resiliencia beneficia a las Redes de Protección Social (RPS) al permitirles acceder a una dieta diversa y nutritiva mediante el vínculo con las formas productivas para el suministro estable de alimentos. A su vez, se contribuye a cerrar brechas en los procesos clave de las RPS para que el alimento llegue a las personas beneficiarias. Además, acompañamos los esfuerzos del gobierno por lograr programas de protección social más focalizados mediante análisis de vulnerabilidades, digitalización de los sistemas de registro de beneficiarios y la exploración de nuevas modalidades transferencia.
Alimentación escolar
WFP apoya el plan del gobierno para la alimentación escolar. Se imparten capacitaciones sobre hábitos alimentarios saludables y nutrición a niñas y niños y sus familias, educadores, elaboradores, y pequeños agricultores. También se apoya la capacitación para los procesos de compra y elaboración de alimentos, incluidos productos frescos de agricultores locales, y el diseño de menús balanceados sensibles a la nutrición.
Nutrición, comunicación y educación
WFP brinda asistencia alimentaria y apoya la implementación de estrategias de comunicación dirigidas a grupos nutricionalmente vulnerables, para incidir en un cambio de comportamiento respecto al consumo de alimentos saludables. Además, trabaja en prevenir la desnutrición en grupos vulnerables, adultos mayores y niños entre 6-23 meses, con la distribución de alimentos nutritivos especiales (leche, micronutrientes en polvo, super cereal) a través de diferentes vías: bodegas, consultorios médicos, y Sistemas de Atención a Familias (SAF).
Respuesta a las emergencias, resiliencia y gestión de riesgos de desastres
WFP contribuye a la estrategia integral del gobierno en materia de preparación y respuesta a emergencias, así como a la creación de capacidades para la toma de decisiones a nivel local. De igual manera, apoya el fortalecimiento de sistemas de alerta temprana y la evaluación de riesgos mediante análisis de la vulnerabilidad de la producción local de alimentos a la sequía y huracanes. WFP colabora en la gestión de múltiples riesgos para brindar, de manera inmediata, asistencia alimentaria y no alimentaria a las poblaciones afectadas por catástrofes.

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