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El hecho de que hasta 828 millones de personas en todo el mundo padezcan hambre de manera crónica sugiere que los sistemas alimentarios (las redes necesarias para producir y transformar alimentos, y asegurarse de que lleguen a los consumidores) no cumplen con las demandas de una gran parte de la sociedad. Mejorar el rendimiento de los sistemas alimentarios y su capacidad de proveer incluso a las personas más pobres será clave para alcanzar el Hambre Cero.

Los sistemas alimentarios que tengan fallas o no estén funcionando afectan la seguridad alimentaria de varias maneras. Pueden provocar que los precios aumenten, haciendo difícil para los más pobres la compra de alimentos nutritivos, o evitar que los pequeños agricultores obtengan una buena ganancia por sus cosechas.

Las perturbaciones en los sistemas alimentarios pueden vincularse con los choques relacionados al cambio climático y a la globalización, al igual que con los conflictos. Incluso en los contextos más estables, unos sistemas de comunicación, transporte y almacenamiento deficientes, mercados disfuncionales y las desigualdades pueden limitar la capacidad de las personas de acceder a los alimentos que necesitan.

Para el Programa Mundial de Alimentos (WFP), los sistemas alimentarios no son conceptos abstractos. Nuestra experiencia a la hora de comprar y distribuir alimentos en 80 países alrededor del mundo nos ha hecho entender los principales problemas a los cuales se enfrentan los sistemas alimentarios. Estos son:

  • El problema llamado "la última milla": la inmensa mayoría de los pobres con hambre está aislada (geográfica, económica, social y políticamente) y es difícil alcanzarla. Incluso cuando los alimentos nutritivos están disponibles, frecuentemente son demasiado caros.
  • El problema llamado "mal año" o "temporada de carestia": cuando se pierden los cultivos, o durante los meses de escasez, las familias pobres en zonas rurales y urbanas no tienen los recursos para satisfacer sus necesidades alimentarias, y se ven forzadas a adoptar estrategias perjudiciales para resistir, incluyendo comer alimentos menos nutritivos y en menor cantidad.
  • El problema llamado "buen año": incluso una cosecha muy buena puede tener sus lados negativos. La incapacidad de almacenar, vender y transportar los excedentes de alimentos de manera adecuada provocan que los precios y la calidad disminuya. Los agricultores no pueden poner su producción en venta a precios altos cuando la demanda es muy alta, los alimentos se desperdician y echan a perder, y la volatilidad del mercado se agudiza.

Estos tres problemas tienden a afectar en mayor medida a las mujeres, parcialmente debido a que tienen un acceso más limitado a los activos y servicios, y podrían verse excluidas de los procesos de toma de decisiones.

Debido a la naturaleza del trabajo del WFP, nuestras asociaciones, programas y capacidades abarcan todas las áreas de los sistemas alimentarios, en especial el "camino medio", en donde los alimentos se transportan, almacenan, manipulan, procesan, y se venden al por mayor y por menor.

El tamaño y alcance de nuestras operaciones implica que tenemos un gran potencial de lidiar con los problemas sistemáticos que interrumpen los sistemas alimentarios. Por ejemplo, en los campamentos para refugiados que se encuentran en Kakuma y Dadaab en Kenia, el WFP aprovecha su poder de compra y la creación de demanda por parte de los consumidores mediante transferencias de efectivo para lidiar con las ineficiencias en la cadena de suministros y alcanzar el mejor valor para los refugiados y las comunidades que los albergan.

Otros ejemplos de intervenciones del WFP que pueden tener una influencia positiva en los sistemas alimentarios incluyen a las Comidas escolares con productos locales, que conectan a los pequeños agricultores con la cadena de abastecimiento de los programas de comidas escolares; las iniciativas de fortificación que ayudan a las comunidades a acceder a alimentos nutritivos producidos de manera local; la creación y rehabilitación de infraestructura a cambio de asistencia alimentaria o monetaria; el refuerzo de las reservas públicas de alimentos; y el apoyo a los pequeños agricultores mediante la facilitación de créditos, el desarrollo de sus capacidades y el acceso a los mercados.