Los huracanes y tormentas tropicales ocurridas en septiembre y octubre nos recordaron sobre la necesidad de proteger a la población más vulnerable de los impactos de estos fenómenos
Los pueblos originarios protegen el medio ambiente como parte de su cosmovisión. No contribuyen al cambio climático, pero sufren como todos las consecuencias.
En el norte costero árido del país, el manejo del agua subterránea fue clave para que María Mayanga consiguiera que su biohuerto produjera legumbres y verduras frescas
En noviembre de 2020, los "huracanes gemelos" Eta e Iota azotaron con ferocidad a Nicaragua. Dos años más tarde, el huracán categoría 1 Julia causó estragos en la agricultura familiar.
Con todos los problemas que Bolivia enfrenta por el cambio climático, son personas como Pedro quienes contribuyen con alternativas locales, creativas y tecnológicas.
Comunidades afrodescendientes e indígenas awá se consideran parte integral del ecosistema de los manglares en la frontera. Con apoyo del Fondo de Adaptación y WFP protegen su hogar y medios de vida.