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Opinión: Llegó la hora de acabar con la emergencia silenciosa

Por Pedro Medrano

Este jueves en Lima, Perú, comienza una nueva y crucial fase en la lucha contra la desnutrición crónica en la Región Andina, cuando los ministros y equipos técnicos inicien una reunión durante la cual evaluarán los pasos a seguir en el esfuerzo para la erradicación de este flagelo.

Lo que se examinará, en síntesis, es un ambicioso esfuerzo para no solamente cumplir con la meta de reducir a la mitad la cantidad de personas que sufren de hambre para el 2015, según se acordara en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, sino también para garantizar que todos los niños menores de 5 años de nuestros países estén bien nutridos.

La reunión, en la que participarán representantes de todos los países de la región andina, está siendo conjuntamente organizada por el Gobierno de Perú, la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Es una iniciativa en la cual Chile, -dado el éxito alcanzado en este campo-, tendrá un papel preponderante dentro del contexto de la cooperación sur-sur.

La clave para erradicar la pobreza


La reunión es especialmente significativa dado el contexto internacional dentro del cual se desarrollará. Durante años la lucha contra la desnutrición infantil ha sido ignorada o no ha recibió los fondos necesarios, pero existe ahora un nuevo y creciente consenso en torno al hecho de que la nutrición es la clave para erradicar la pobreza en forma sostenible y que ya no se puede postergar está tarea.

Se estarán preguntando qué hay de nuevo en la idea de proveer una nutrición básica adecuada para ayudar a los más necesitados. Puedo asegurarle que la experiencia indica que, salvo en contadas ocasiones, la nutrición ha sido a menudo pobremente financiada, o sencillamente ignorada por los dirigentes políticos.

Hasta ahora ha habido resistencia a subvencionar la inversión en el capital humano. El enfoque general asumía que al invertir en infraestructuras físicas o en mega-proyectos, la actividad económica generada produciría un efecto en cascada, cuyos beneficios se filtrarían hasta alcanzar a las personas que padecían hambre y desnutrición.

Lamentablemente ese efecto de cascada no ha llegado a los más pobres en forma sostenible.

La desnutrición infantil... ha cobrado a nuestras sociedades altos costos económicosPedro Medrano

Como resultado, la desnutrición infantil, además de perpetuarse como una situación aberrante y un reto moral para todos nosotros, ha cobrado a nuestras sociedades altos costos económicos. Así, la desnutrición crónica en nuestros niños además de causarles daños físicos, como en el retardo del crecimiento, también a menudo produce daños mentales irreversibles, lo cual aumenta la presión sobre los sistemas escolares y requiere atenciones médicas adicionales.

Poca gente es consciente de que debido a la desnutrición, la rebaja de un 1% en la estatura en la edad adulta está asociada con un pérdida de 1.4% en su productividad. Los daños acumulados individualmente pueden ser enormes para cada país, resultando en pérdidas de 2 ó 3 puntos porcentuales en el Producto Interno Bruto y, en algunos casos extremos, de hasta el doble de esta proporción.

A la inversa, invertir en una buena nutrición puede aportar resultados impresionantes. Los investigadores han descubierto que entre los hombres de bajos ingresos en Brasil, un 1% de incremento en su estatura debido principalmente a una buena nutrición, está asociado con un 4% de incremento en los salarios.

La experiencia chilena


He aquí en donde intervendrá la valiosa experiencia chilena. Es un hecho que Chile redujo la desnutrición infantil de 37% en 1960 (una de las más altas de América Latina) a 1.9% en la actualidad (cerca de nivel de los Estados Unidos), por lo que se ha convertido en un modelo a seguir debido a su vasta experiencia y las poderosas herramientas desarrolladas, que puede compartir con sus vecinos de la región.

La reunión de Lima tiene unos objetivos claros. Si bien las estadísticas indican que todos los países participantes, están ya en vías de cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, lo que se discutirá en Lima es mucho más ambicioso.

Se estima que actualmente uno de cada cinco niños en la región andina padece de desnutrición crónica. Se pretende crear un plan para garantizar que todos los niños menores de cinco años estén adecuadamente nutridos para el 2015. Es poco usual ver a los gobiernos alzarse para acometer retos tales como los Objetivos del Mileno, pero más inusual es verlos intentar alcanzar metas aún más ambiciosas. En el trasfondo de esta reunión gravitará el contexto económico internacional. A medida que se acrecientan las fuerzas de la globalización y se agudiza la competencia comercial, los países no pueden ya, darse el lujo de aguardar a que la riqueza económica se filtre y alivie la pobreza, el hambre y la desnutrición. Se nos ha acabado el tiempo.